1.El ventero que vio a Don Quijote atravesado en el asno, preguntó a
Sancho qué mal tenía. Sancho le respondió que no era nada, sino que había caído
de una peña
y que tenía machacadas
las costillas.
Tenía el ventero por mujer a una no de la condición que suelen tener
las de semejante trato, porque era caritativa y se dolía de las calamidades de
sus prójimos, y así acudió luego a curar a Don Quijote, e hizo que una hija,
muchacha y de muy buen parecer, la ayudase a curar a su huésped.
Servía en la venta asimismo una moza asturiana, ancha de cara, llana de
cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta, y del otro no muy sana: verdad es que
la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas; no tenía siete palmos de
los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar
al suelo más de lo que ella quisiera. Esta gentil moza, pues, ayudó a la
doncella, y las dos hicieron una muy mala cama a Don Quijote en un espacio que
mostraba que había servido de pajar muchos años, en el cual también alojaba un arriero
que tenía su cama hecha un poco más allá de la de nuestro Don Quijote, y aunque
era de las mantas de sus mulos, era mejor que la de Don Quijote, que sólo
contenía cuatro mal lisas tablas y un colchón que por lo sutil parecía colcha y
dos sábanas
hechas de cuero, y una manta cuyos hilos, si se quisieran contar, no se
perdiera uno solo en la cuenta. En esta maldita cama se acostó Don Quijote;
luego la ventera y su hija le emplastaron de arriba a abajo, alumbrándoles
Maritornes, que así se llamaba la asturiana, y como viese la ventera tan acardenalado
el cuerpo de Don Quijote, dijo que aquellos más parecían golpes que caída.
1.- Completa las
frases siguientes:
Sancho le explicó al
ventero que D. Quijote ………………………………………………………………….
y la mujer del ventero
lo ………...
En la venta trabajaba
una………………que físicamente era……………………………………
Ambas preparan a D.
Quijote una cama que tenía…………………………………..
2.- ¿Qué recurso se
utiliza en la frase subrayada?
2. No fueron golpes, dijo Sancho, sino que la peña tenía muchos picos y
que cada uno había hecho su cardenal. Y también le dijo: Haga vuestra merced,
señora, de manera que quede alguna cura, que también me duelen a mí un poco los
lomos. ¿De esa manera, respondió la ventera, también debisteis vos de caer? No
caí, dijo Sancho Panza, sino que del susto que tomé de ver caer a mi amo, de
tal manera me duele a mí el cuerpo, que me parece que me han dado mil palos.
Bien podría ser eso, dijo la doncella, que a mí me ha acontecido muchas veces
soñar que caía de una torre abajo y que nunca acababa de llegar al suelo y
cuando despertaba del sueño hallarme tan molida como si verdaderamente hubiera
caído. Ahí está el toque, señora, respondió Sancho Panza, que yo sin soñar
nada, sino estando más despierto que ahora estoy, me hallo con pocos menos
cardenales que mi señor Don Quijote.
Sancho le dijo a la
señora que no eran golpes sino……………………………………………. Y añadió que a él también
le dolía el cuerpo, no por………………………………….sino por……………………………………..
3. ¿Cómo se llama este caballero? Preguntó la asturiana Maritornes. Don
Quijote de la Mancha, respondió Sancho Panza, y es caballero aventurero y de
los mejores y más fuertes que de tiempos acá se han visto en el mundo. ¿Qué es
caballero aventurero? Replicó la moza. ¿Tan nueva sois en el mundo que no lo
sabéis vos? Respondió Sancho Panza: Pues sabed, hermana mía, que caballero
aventurero es una cosa que en dos palabras se ve apaleado y emperador; hoy es
la más desdichada criatura del mundo y la más necesitada, y mañana tendrá dos o
tres coronas de reinos que dar a su escudero. Pues ¿cómo vos, siendo de este
tan buen señor, dijo la ventera, no tenéis a lo que parece siquiera algún
condado? Aún es temprano, respondió Sancho, porque no ha sino un mes que
andamos buscando las aventuras, y hasta ahora no hemos hallado ninguna que lo
sea.
Sancho le dijo a
Maritornes que caballero aventurero era aquel que …………………………………………......
………………………………………………… y
a la ventera le dijo que aún no tenía un condado, porque………
…………………………………………………………..
4. Todas estas pláticas estaba escuchando muy atento Don Quijote, y sentándose en
el lecho como pudo, tomando de la mano a la ventera, le dijo: Creedme, fermosa señora, que os podéis
llamar venturosa por haber alojado en este vuestro castillo a mi persona; sólo
os digo que tendré eternamente escrito en mi memoria el servicio que me habedes
fecho para agradecéroslo mientras la vida me durase; y pluguiera a los altos
cielos que el amor no me tuviera tan rendido y tan sujeto a sus leyes.
Don Quijote le dijo a
la señora que siempre…………………………………………………………………………..
5. Confusas estaban la ventera y su hija, y la buena de Maritornes,
oyendo las razones del andante caballero, que así las entendían como si hablara
en griego; aunque bien comprendieron que todas se encaminaban a ofrecimientos:
y como no habituadas a semejante lenguaje, mirábanle y admirábanse, y
parecíales un hombre poco común; y agradeciéndoles sus ofrecimientos, le
dejaron, y la asturiana Maritornes curó a Sancho, que no menos necesidad tenía
que su amo.
Las tres señoras les parecía el hablar de D. Quijote
…………………………………… pero intuían que se trataba de ……………………………………
6. Había el arriero concertado con Maritornes que aquella noche disfrutarían
juntos, y ella le había dado su palabra de que en estando sosegados los
huéspedes, y durmiendo sus amos, le iría a buscar y satisfacerle el gusto en
cuanto le mandase. Y cuéntase de esta buena moza, que jamás palabra que no la
cumpliese. El duro, estrecho lecho de Don Quijote estaba primero en mitad de
aquel establo; y luego junto a él hizo el suyo Sancho, que sólo contenía una estera y
una manta; sucedía a estos dos lechos el del arriero, fabricado, como se ha
dicho de todo el adorno de los dos mejores mulos que traía, aunque eran doce,
muy gordos, porque era uno de los ricos arrieros de Arévalo, según lo dice el
autor de esta historia, Cide Hamete Benengeli, que de este arriero hace
particular mención, porque le conocía muy bien, y era algo pariente suyo.
El arriero, que era conocido de………………………., se había
puesto de acuerdo con Maritornes para ………………………………………………… y este estaba
acostado en una cama que estaba……………………………………………
7. Digo, pues, que después de haber visitado el arriero a su recua, se
tendió en su cama y se puso a esperar a su puntualísima Maritornes. Ya estaba
Sancho curado y acostado, y, aunque procuraba dormir, no lo consentía el dolor
de sus costillas; y don Quijote con el dolor de las suyas tenía los ojos
abiertos como liebre.
El arriero estaba en
su cama ……………………………… y D. Quijote y Sancho…………………………...
8. Toda la venta estaba en silencio, y en toda ella no había otra luz
que la de una lámpara. Con esta maravillosa quietud, nuestro caballero se
imaginó haber llegado a un famoso castillo (que, como se ha dicho, castillos
eran a su parecer todas las ventas donde alojaba), y que la hija del ventero lo
era del señor del castillo, la cual, se había enamorado de él y prometido que
aquella noche a escondidas de sus padres vendría a yacer con él un buen rato; y
teniendo toda esta quimera por verdadera, se comenzó a preocupar y a pensar en
el peligroso trance en que su honestidad se había de ver, y propuso en su
corazón de no cometer alevosía a su señora Dulcinea del Toboso.
Don Quijote creyó que la venta………………….. y que la hija del
ventero………………………………….,
pero decidió ………………………………………….
9. Pensando, pues, en estos disparates, llegó la asturiana, la cual, en camisa
y descalza, recogidos los cabellos, con tácitos pasos, entró en el aposento
donde los tres alojaban en busca del arriero; pero apenas llegó a la puerta
cuando Don Quijote la sintió, y sentándose en la cama y con dolor de sus
costillas, tendió los brazos para recibir a su fermosa doncella la asturiana,
que toda callando iba con las manos adelante buscando a su querido. Topó con
los brazos de don Quijote, el cual la cogió fuertemente de una muñeca, y
tirándola hacia sí, sin que ella osase hablar palabra, la hizo sentar sobre la
cama, palpóle la camisa que era rústica, pero a él le pareció ser de finísimo y
delgado cendal.
Los cabellos que en alguna manera tiraban a crines, él consideró de lucidísimo
oro de Arabia; y el aliento que, sin duda alguna olía a ensalada trasnochada, a
él pareció que arrojaba de su boca un olor suave y aromático; y era tanta la
ceguera del pobre hidalgo, que el tacto, ni el aliento, ni otras cosas que
traía en sí la buena doncella, no le desengañaban, las cuales pudieran hacer
vomitar a otro que no fuera arriero; antes le parecía que tenía en sus brazos a
la diosa de la hermosura; y teniéndola bien cogida, con voz amorosa y baja le
comenzó a decir: Quisiera hallarme en
términos, fermosa y alta señora, de poder pagar tamaña merced como la que con
la vista de vuestra gran fermosura me habedes fecho; pero ha querido la
fortuna, que no se cansa de perseguir a los buenos, ponerme en este lecho,
donde yago tan molido y quebrantado, que aunque de mi voluntad quisiera
satisfacer a la vuestra, fuera imposible; y más que se añade a esta
imposibilidad otra mayor, que es la prometida fe que tengo dada a la sin par
Dulcinea del Toboso, única señora de mis más escondidos pensamientos.
Maritornes entró en la
habitación y D. Quijote …………………………………………………………………… Este creyó
que………………………………………………………………………….. y le dijo………………………..
………………………………………………
10. Maritornes estaba agobiadísima y sudando de verse tan cogida por
Don Quijote, y sin entender, ni estar atenta a las razones que le decía,
procuraba sin hablar liberarse. El bueno del arriero, a quien tenían despiertos
sus malos deseos, desde el momento que entró su coima por la puerta, la sintió,
estuvo atentamente escuchando todo lo que Don Quijote decía, y celoso de que la
asturiana le hubiese faltado a la palabra por otro, se fue llegando más al
lecho de Don Quijote, y estúvose quieto hasta ver en qué paraban aquellas
razones que él no podía entender; pero como vio que la moza forcejeaba por
liberarse, y Don Quijote trabajaba por retenerla, alzó el brazo en alto y
descargó tan terrible puñetazo sobre las estrechas quijadas del enamorado
caballero, que le bañó toda la boca en sangre, y no contento con esto se le
subió encima de las costillas, y con los pies se las paseó todas de cabo a rabo.
El lecho, que era un poco endeble y de no firmes fundamentos, no pudiendo
sufrir la añadidura del arriero, dio consigo en el suelo, a cuyo gran ruido
despertó el ventero, y luego imaginó que debían de ser asuntos de Maritornes,
porque habiéndola llamado a voces no respondía. Con esta sospecha se levantó, y
encendiendo un candil, se fue hacia donde había sentido la pelea. La moza, viendo que su amo
venía, y que era de condición terrible, toda miedosilla y alborotada se
escondió en la cama de Sancho Panza, que aún dormía, y allí se acurrucó y se
hizo un ovillo.
El ventero entró diciendo: ¿Adónde estás, puta? A buen seguro que son tus cosas
éstas. En esto despertó Sancho, y sintiendo aquel bulto casi encima de sí,
pensó que tenía la pesadilla, y comenzó a dar puñetazos a una y otra parte, y
entre otras alcanzó con no sé cuántas a Maritornes, la cual, sentida del dolor,
echando a rodar la honestidad, devolvió a Sancho con tantas, que le quitó el
sueño; el cual, viéndose tratar de aquella manera y sin saber de quién,
alzándose como pudo, se abrazó con Maritornes, y comenzaron entre los dos la
más reñida y graciosa escaramuza del mundo.
Maritornes
estaba……………….. e intentaba……………………. El
arriero………………………………..
……………………………………………… La
cama………………………
El
ventero……………………………….., Maritornes se escondió……………………………………. y Sancho empezó
a……………………………………….
11. Viendo, pues, el arriero a la lumbre del candil del ventero cómo
andaba su dama, dejando a don Quijote, acudió a darle el socorro necesario. Lo
mismo hizo el ventero; pero con intención diferente, porque fue a castigar a la
moza, creyendo sin duda que ella sola era la causa de toda aquella armonía. Y
así como suele decirse, el gato al rato, el rato a la cuerda, la cuerda al
palo, daba el arriero a Sancho, Sancho a la moza, la moza a él, el ventero a la
moza, y todos con tantas ganas que no paraban; y fue lo bueno que al ventero se le
apagó el candil, y como quedaron a oscuras, dábanse tan sin compasión todos a bulto,
que dondequiera que ponían la mano no dejaban cosa sana.
Alojaba aquella noche en la venta un cuadrillero de la Santa Hermandad,
el cual, oyendo asimismo el extraño estruendo de la pelea, entró a oscuras en
el aposento diciendo: Téngase a la justicia, téngase a la Santa Hermandad. Y el
primero con quien topó fue con el apuñeado de Don Quijote, que estaba en su
derribado lecho, tendido boca arriba, sin sentido alguno; y viendo que no se
movía ni se meneaba, se dio a entender que estaba muerto, y que los que allí
dentro estaban eran sus matadores, y con esta sospecha reforzó la voz,
diciendo: Ciérrese la puerta de la venta, miren que no se vaya nadie, que han
muerto aquí a un hombre.
Esta voz sobresaltó a todos. Retiróse el ventero a su aposento, el arriero
a sus mantas, la moza a su cuarto; sólo los desventurados Don Quijote y Sancho
no se pudieron mover de donde estaban. Soltó en esto el cuadrillero la barba de
Don Quijote, y salió a buscar luz para buscar y prender a los delincuentes; mas no la halló, porque
el ventero había apagado la lámpara cuando se retiró a su estancia, y fuele
preciso acudir a la chimenea, donde con mucho trabajo y tiempo encendió el
cuadrillero otro candil.
1. ¿Sabes algo de la Santa Hermandad?
¿Sabes el significado de la frase hecha: “A buenas horas, mangas verdes”? ¿Qué relación tiene con la Santa Hermandad?
2. Relaciona las siguientes palabras de a) con b)
a) a bulto, estruendo, aposento, topar, derribado, chimenea, menearse, cuarto, soltar, hallar
b) dejar libre, habitación, encontrar, tirado, moverse, encontrar, gran ruido, aproximadamente, camino.
3. Busca en el primer párrafo: MULATTIERE, LUCE, CANDELA, AIUTO, OVUNQUE.
4. Resume el texto:
Al ver el arriero que Maritornes……………………………………………………………………………..
y el ventero …………………………,
de tal modo que todos……………………………………………….
Un cuadrillero de la
Santa Hermandad, oyendo la pelea, gritó: ……………………………………………..
Al ver a D. Quijote,
que estaba………………………………, pensó que…………………………………..
Esto hizo que
todos…………………………. Salvo D. Quijote y Sancho, que estaban…………………….
No hay comentarios:
Publicar un comentario