LA REGENTA, novela de
Leopoldo Alas, “Clarín”, compuesta entre 1883 y 1885 y publicada en 1885.
Argumento: Ana Ozores es una bellísima mujer, llamada la
Regenta por estar casada con el antiguo regente de la Audiencia de Vetusta,
hombre mucho mayor que ella. Aquejada de dolencias nerviosas y problemas de
conciencia, recibe el consejo de cambiar de confesor por quien lo había sido
hasta ese momento, el canónigo Ripamilán.
Así, comienza a confesarse con
don Fermín de Pas, magistral y provisor de la Catedral, sacerdote culto y
ambicioso, que se precia de dominar la ciudad por dentro y por fuera. Ésta percibe
la inclinación de don Fermín de Pas hacia ella, en la que se mezclan el orgullo
por la posesión del alma más selecta de Vetusta y un inconfesado deseo amoroso.
A la vez, Ana es asediada por don Álvaro Mesía, tenorio provinciano y banal.
Estas tensiones agudizan su sentimiento de mujer incomprendida, a la que nadie
ha querido nunca, ni siquiera en la infancia, que transcurrió triste, lejos de
sus padres.
Su esposo, don Víctor, la quiere
no como un verdadero marido, sino como un padre. Finalmente Ana, consumida por
las envidias de una sociedad mezquina e hipócrita y víctima a su vez de su
propio egoísmo, caerá en brazos de don Álvaro.
Su marido se entera y reta a don
Álvaro, que le da muerte y huye a Madrid. La Regenta queda definitivamente
sola, abandonada por una sociedad que la envidió y despreciada por don Fermín
de Pas.
Temas. Influencias: El sencillo argumento permite al autor
la disección de la verdadera protagonista de la obra: Vetusta, trasunto
literario de la ciudad de Oviedo. Clarín la analiza con detenimiento minucioso
-casi científico- a través de sus barrios - de la aristocrática Encimada hasta
el barrio obrero, pasando por la colonia de los enriquecidos indianos-; de sus
gentes, de todas las mentalidades y condiciones sociales -aristócratas,
indianos, clérigos, obreros, señoritos desocupados-; de sus instituciones -el
casino, los salones del marqués de Vegallana, los paseos, las celebraciones y
fiestas. Todo ello constituye un amplio y vigoroso fresco de la sociedad
española en una capital de provincias a finales del siglo XIX.
Esta visión desemboca en una
crítica social que se centra en el tradicionalismo de la sociedad provinciana,
en la hipocresía y en la frivolidad que son consecuencia de la desocupación; en
la ignorancia, en la incultura, en el aburrimiento y la vaciedad de las vidas
de los personajes. El planteamiento de Clarín resulta deprimente, pues apenas
hay personajes de signo positivo que se salven de su crítica feroz.
En segundo lugar, y centrándose
en el personaje principal, Clarín aborda el tema del adulterio, que preocupó
mucho a los novelistas de la época -Galdós o Pardo Bazán, entre ellos-. A este
respecto, la crítica ha señalado la relación de La Regenta con Madame Bovary, de Flaubert, y con
El crimen del padre Amaro y El primo Basilio de
Eça de Quieroz.
Su tratamiento del adulterio
enlaza con la tercera cuestión de la novela: la presencia del naturalismo. Sin
caer en un determinismo absoluto, como proponía Zola, Clarín resalta la
importancia de los factores hereditarios y ambientales en las conductas de don
Fermín de Pas y, sobre todo, de Ana Ozores. Su adulterio se entiende por el
novelista como la consecuencia lógica y casi inevitable de los factores
educacionales, ambientales y biológicos sufridos por la protagonista, para
quien el marco social y urbano en el que habita resulta opresivo y que no tiene
a nadie en quien apoyarse afectivamente. Sus enfermedades nerviosas contribuyen
también a su indefensión personal. En este sentido, la libertad de Ana Ozores,
aunque no se niegue explícitamente, queda en entredicho. Respecto al
naturalismo cabe añadir además la abundancia y la precisión de referencias
médicas, que subrayan la importancia de lo fisiológico en el desarrollo de la
pasión de Ana Ozores y que muestran la mentalidad cientificista del autor,
acorde con la mencionada corriente literaria.
El último tema es el del
sacerdote enamorado. Además de la posible influencia de O crime do padre Amaro, de Eça de Queiroz, en El diablo en Semana Santa, cuento
del propio Clarín, ya aparecía una bella jueza que durante unos instantes
excitaba los deseos amorosos del magistral de la Catedral. Por lo demás el tema
ha de inscribirse, pese a las salvedades hechas por el propio Clarín, en la
tradición anticlerical de parte de la cultura y de la novela de finales del
siglo XIX.
Personajes: Ana Ozores es un personaje hipersensible,
melancólico, insatisfecho, y, en el fondo, egoísta e inseguro. Así, en la
religión busca tan sólo un refugio para su frustración personal, lo que vicia
de raíz la supuesta espiritualidad del personaje. La pretendida grandeza de
alma con que aparece adornada en algunas opiniones que sobre ella se vierten no
se corresponde con su conducta real a lo largo de la obra.
A ella se refiere el título de la
novela y tiene, por tanto, condición de protagonista.
Don Fermín de Pas es hombre de
una preparación intelectual superior. Ambicioso y soberbio, su falta de caridad
y de autodominio le llevan a la corrupción y a la lujuria. Desde el punto de
vista literario, es un personaje de gran interés por su vigorosa voluntad
-gracias a la cual ejerce un dominio casi tiránico sobre Vetusta-, su
persuasiva palabra, su inteligencia y su poderío físico, símbolo de su poder
moral.
En don Fermín de Pas, como en
tantos otros personajes de la novela -los sacerdotes fundamentalmente- puede
observarse una visión deformada de lo religioso relacionada con el tosco
anticlericalismo decimonónico presente en algunos novelistas de la época.
Ana y don Fermín son los dos
únicos personajes cuya conciencia conoce el lector, gracias a los monólogos
interiores. Tienen en común su inadaptación social y la falta de cariño
experimentada durante la infancia e, incluso, durante el momento presente y el
protagonismo social que paradójicamente tienen en Vetusta.
Don Víctor de Quintanar, el
marido de Ana, es hombre amante de la caza y de la naturaleza. Entusiasta del
teatro de Calderón de la Barca, resulta, sin embargo, una caricatura de los
maridos celosos del honor conyugal: él mismo facilita inconscien- temente la
amistad de su mujer con don Álvaro y, más adelante, durante el duelo, rehúsa
matar a don Álvaro, lo que le lleva a perder su propia vida.
Don Álvaro Mesía es un don Juan
provinciano, cuyo único afán es deslumbrar a sus paisanos. Estos le consideran
un hombre lleno de distinción, pero el novelista lo desenmascara: se trata de
un ser frívolo y vacío.
Estructura, tiempo y espacio: La estructura externa presenta
dos partes: la primera, narrada mediante la técnica del tempo lento, se
desarrolla en tres jornadas; la segunda ocupa un período de tres años. La obra
presenta una estructura interna circular: comienza y concluye en el mismo lugar
-la Catedral-, con los mismos personajes -don Fermín y Ana- y en las mismas
circunstancias: una tarde de viento sur en el mes de octubre. La vida sigue en
Vetusta como si nada hubiera ocurrido. La acción se desarrolla en Vetusta
-Oviedo- durante los primeros años de la Restauración. Es contemporánea del
momento en que se escribe y las referencias al tiempo histórico en el que se
desarrolla son frecuentes. El caciquismo, el turnismo entre el partido conservador
y el partido liberal, el anticlericalismo y el clericalismo como factores
sociales extendidos, etcétera. Los espacios concretos en los que la acción se
desenvuelve son: la Catedral, las casas de los Vegallana, el palacio de los Ozores
y, en general, las calles vetustenses. Es importante el empleo de las técnicas
narrativas: el flash back y el tempo lento en el que se adelanta a las
innovaciones de Proust.
Lengua
y estilo: La Regenta revela a uno de los grandes prosistas españoles de
todos los tiempos. Frente al desaliño de un Galdós -por ejemplo- Clarín pone un
mayor cuidado en el estilo. Destacan su dominio de la ironía, recurso en el que
se basa buena parte de la devastadora crítica de la novela, y la riqueza y la
precisión del léxico empleado. Como es frecuente en la novela del Realismo,
Clarín caracteriza a los. diferentes grupos humanos, sociales, etc., mediante
sus formas de expresión y su utilización del lenguaje.
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