martes, 17 de abril de 2018

DON ÁLVARO O LA FUERZA DEL SINO (Jornada I, escenas VII y VIII)

Escena VII


DON ÁLVARO, en cuerpo, con una jaquetilla de mangas perdidas sobre una rica chupa de majo, redecilla, calzón de ante, etc., entra por el balcón y se echa en brazos de LEONOR.



DON ÁLVARO
 (Con gran vehemencia.) 
    ¡Ángel consolador del alma mía!
¿Van ya los santos cielos
a dar corona eterna a mis desvelos?
Me ahoga la alegría...
¿Estamos abrazados 245
para no vernos nunca separados?
Antes, antes la muerte
que de ti separarme y que perderte.
DOÑA LEONOR
 (Muy agitada.) 
¡Don Álvaro!
DON ÁLVARO
Mi bien, mi Dios, mi todo

¿Qué te agita y te turba de tal modo? 250
¿Te turba el corazón ver que tu amante
se encuentra en este instante
más ufano que el sol?... ¡Prenda adorada!
DOÑA LEONOR
Es ya tan tarde...
DON ÁLVARO
¿Estabas enojada

porque tardé en venir? De mi retardo 255
no soy culpado, no, dulce señora;
hace más de una hora
que despechado aguardo
por los alrededores
la ocasión de llegar, y ya temía 260
que de mi adversa estrella los rigores
hoy deshicieran la esperanza mía.
Mas no, mi bien, mi gloria, mi consuelo;
protege nuestro amor el santo cielo,
y una carrera eterna de ventura, 265
próvido a nuestras plantas asegura.
El tiempo no perdamos.
¿Está ya todo listo? Vamos, vamos,
CURRA
Sí; bajo del balcón, Antonio, el guarda,
las maletas espera; 270
las echaré al momento.
 (Va hacia el balcón.) 
DOÑA LEONOR
 (Resuelta.) 
Curra, aguarda

detente...: ¡Ay Dios! ¿No fuera,
don Álvaro, mejor?...
DON ÁLVARO
¿Qué, encanto mío?...

¿Por qué tiempo perder?... La jaca torda,
la que, cual dices tú, los campos borda. 275
la que tanto te agrada
por su obediencia y brío,
para ti está, mi dueña, enjaezada.
Para Curra el overo.
Para mí el alazán gallardo y fiero... 280
¡Oh, loco estoy de amor y de alegría!
En San Juan de Alfarache, preparado
todo, con gran secreto, lo he dejado.
El sacerdote en el altar espera;
Dios nos bendecirá desde su esfera; 285
y cuando el nuevo sol en el oriente
protector de mi estirpe soberana,
numen eterno en la región indiana,
la regia pompa de su trono ostente,
monarca de la luz, padre del día, 290
yo tu esposo seré, tú esposa mía.
DOÑA LEONOR
Es tan tarde... ¡Don Álvaro!
DON ÁLVARO
 (A CURRA.) 
Muchacha

¿qué te detiene ya? Corre, despacha;
por el balcón esas maletas, luego
DOÑA LEONOR
 (Fuera de sí.) 
Curra, Curra, detente. 295
¡Don Álvaro!
DON ÁLVARO
¡Leonor!
DOÑA LEONOR
¡Dejadlo os ruego

para mañana!
DON ÁLVARO
¿Qué?
DOÑA LEONOR
Más fácilmente...

DON ÁLVARO
 (Demudado y confuso.) 
¿Qué es esto, qué, Leonor? ¿Te falta ahora
resolución?... ¡Ay yo desventurado!
DOÑA LEONOR
¡Don Álvaro! ¡Don Álvaro!
DON ÁLVARO
¡Señora!
300
DOÑA LEONOR
. ¡Ay! me partís el alma...
DON ÁLVARO
Destrozado

tengo yo el corazón... ¿Dónde está, dónde,
vuestro amor, vuestro firme juramento?
Mal con vuestra palabra corresponde
tanta irresolución en tal momento. 305
¡Tan súbita mudanza!...
No os conozco, Leonor. ¿Llevóse el viento
de mi delirio toda la esperanza?
Sí, he cegado en el punto
en que alboraba el más risueño día. 310
Me sacarán difunto
de aquí, cuando inmortal salir creía.
Hechicera engañosa,
¿la perspectiva hermosa
que falaz me ofreciste así deshaces? 315
¡Pérfida! ¿Te complaces
en levantarme al trono del Eterno,
para después hundirme en el infierno?...
¿Sólo me resta ya?...
DOÑA LEONOR
 (Echándose en sus brazos.) 
No, no, te adoro.

¡Don Álvaro!... ¡Mi bien!... vamos, sí, vamos. 320
DON ÁLVARO
¡Oh mi Leonor!
CURRA
El tiempo no perdamos.

DON ÁLVARO
¡Mi encanto! ¡Mi tesoro!

(DOÑA LEONOR muy abatida se apoya en el hombro de DON ÁLVARO, con muestras de desmayarse.)

¿Mas qué es esto?... ¡Ay de mí!... ¡Tu mano yerta
Me parece la mano de una muerta...
Frío está tu semblante 325
como la losa de un sepulcro helado...
DOÑA LEONOR
¡Don Álvaro!
DON ÁLVARO
¡Leonor!  (Pausa.)  Fuerza bastante

hay para todo en mí... ¡Desventurado!
La conmoción conozco que te agita,
inocente Leonor. Dios no permita 330
que por debilidad en tal momento
sigas mis pasos, y mi esposa seas.
Renuncio a tu palabra y juramento;
hachas de muerte las nupciales teas
fueran para los dos... Si no me amas, 335
como te amo yo a ti... Si arrepentida...
DOÑA LEONOR
Mi dulce esposo, con el alma y vida
es tuya tu Leonor; mi dicha fundo
en seguirte hasta el fin del ancho mundo.
Vamos, resuelta estoy, fijé mi suerte; 340
separarnos podrá sólo la muerte.


(Van hacia el balcón, cuando de repente se oye ruido, ladridos, y abrir y cerrar puertas.)


DOÑA LEONOR.-  ¡Dios mío! ¿Qué ruido es éste? ¡Don Álvaro!

CURRA.-   Parece que han abierto la puerta del patio... y la de la escalera...

DOÑA LEONOR.-  ¿Se habrá puesto malo mi padre?...

CURRA.-   ¡Qué! No señora, el ruido viene de otra parte.

DOÑA LEONOR.-   ¿Habrá llegado alguno de mis hermanos?

DON ÁLVARO.-   Vamos, vamos, Leonor, no perdamos un instante.


(Vuelven hacia el balcón, y de repente se ve por él el resplandor de hachones de viento, y se oye galopar caballos.)


DOÑA LEONOR.-  Somos perdidos... Estamos descubiertos... Imposible es la fuga.

DON ÁLVARO.-  Serenidad es necesario en todo caso.

CURRA.-   La Virgen del Rosario nos valga, y las ánimas benditas... ¿Qué será de mi pobre Antonio?  (Se asoma al balcón y grita.)  Antonio, Antonio.

DON ÁLVARO.-  Calla, maldita, no llames la atención hacia este lado; entorna el balcón.


(Se acerca el ruido de puertas y pisadas.)


DOÑA LEONOR.-  ¡Ay desdichada de mí!... Don Álvaro, escóndete... aquí... en mi alcoba...

DON ÁLVARO.-    (Resuelto.)  No, yo no me escondo... No te abandono en tal conflicto.  (Prepara una pistola.)  Defenderte y salvarte es mi obligación.

DOÑA LEONOR.-   (Asustadísima.)  ¿Qué intentas? ¡Ay! Retira esa pistola, que me hiela la sangre... Por Dios suéltala... ¿La dispararás contra mi buen padre?... ¿Contra alguno de mis hermanos?... ¿Para matar a alguno de los fieles y antiguos criados de esta casa?

DON ÁLVARO.-   (Profundamente confundido.) No, no, amor mío... La emplearé en dar fin a mi desventurada vida.

DOÑA LEONOR.-  ¡Qué horror! ¡Don Álvaro!


Escena VIII


Ábrese la puerta con estrépito después de varios golpes en ella, y entra EL MARQUÉS en bata y gorro con un espadín desnudo en la mano, y detrás dos criados mayores con luces


MARQUÉS.-    (Furioso.) ¡Vil seductor!... ¡Hija infame!

DOÑA LEONOR.-   (Arrojándose a los pies de su padre.)  ¡Padre! ¡Padre!

MARQUÉS.-  No soy tu padre... Aparta... Y tú, vil advenedizo...

DON ÁLVARO.-   Vuestra hija es inocente... Yo soy el culpado... Atravesadme el pecho.  (Hinca una rodilla.) 

MARQUÉS.-  Tu actitud suplicante manifiesta lo bajo de tu condición...

DON ÁLVARO.-    (Levantándose.)  ¡Señor marqués!... ¡Señor marqués!

MARQUÉS.-   (A su hija.) Quita, mujer inicua.  (A CURRA, que le sujeta el brazo.)  ¿Y tú, infeliz... osas tocar a tu señor?  (A los criados.)  Ea, echaos sobre ese infame, sujetadle, atadle...

DON ÁLVARO.-   (Con dignidad.)  Desgraciado del que me pierda el respeto.  (Saca una pistola y la monta.) 
  (Corriendo hacia DON ÁLVARO.) 

DOÑA LEONOR.-  ¡Don Álvaro!... ¿Qué vais a hacer?

MARQUÉS.-  Echaos sobre él al punto.

DON ÁLVARO.-  ¡Ay de vuestros criados si se mueven! Vos sólo tenéis derecho para atravesarme el corazón.

MARQUÉS.-   ¡Tú a morir a manos de un caballero? No, morirás a las del verdugo.

DON ÁLVARO.-  ¡Señor marqués de Calatrava!... Mas ¡ah! no: tenéis derecho para todo... Vuestra hija es inocente... tan pura como el aliento de los ángeles que rodean el trono del Altísimo. La sospecha a que puede dar origen mi presencia aquí a tales horas concluya con mi muerte; salga envolviendo mi cadáver como si fuera mortaja... Sí, debo morir... pero a vuestras manos.  (Pone una rodilla en tierra.) Espero resignado el golpe, no lo resistiré: ya me tenéis desarmado.


(Tira la pistola, que al dar en tierra se dispara y hiere al marqués, que cae moribundo en los brazos de su hija y de los criados, dando un alarido.)


MARQUÉS.-  Muerto soy... ¡Ay de mí!...

DON ÁLVARO.-   ¡Dios mío! ¡Arma funesta! ¡Noche terrible!

DOÑA LEONOR.-  ¡Padre, padre!

MARQUÉS.-  Aparta; sacadme de aquí..., donde muera sin que esta vil me contamine con tal nombre...

DOÑA LEONOR.-  ¡Padre!...

MARQUÉS.-   Yo te maldigo.


(Cae LEONOR en brazos de DON ÁLVARO, que la arrastra hacia el balcón.)





FIN DE LA PRIMERA JORNADA

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