domingo, 17 de septiembre de 2017

LAZARILLO, I TRATADO: EL JARRO DE VINO.



Solía poner junto a él un jarro de vino cuando comíamos y yo rápidamente lo asía y le daba un

par de besos callados y lo dejaba en su sitio. Pero aquello duró poco porque se daba cuenta 
de la falta y por reservar su vino a salvo nunca soltaba el jarro, siempre lo tenía por el asa sujeto. 

Pero yo con una paja larga de centeno, que metía en la boca del jarro, chupaba el vino y lo 
dejaba a buenas noches(*). Pero como fuese el traidor tan astuto, pienso que se dio cuenta y 
desde entonces colocaba su jarro entre las piernas y lo tapaba con la mano y así bebía seguro. 
Yo, como estaba hecho al vino, moría por él y viendo que aquel remedio de la paja ya no me 
valía, decidí hacer un agujero en el suelo del jarro y taparlo con cera y a la hora de la comida, 
fingiendo tener frío, me colocaba entre las piernas del ciego a calentarme en la pobrecilla lumbre
 que teníamos y al calor de ella se derretía la cera y comenzaba el jarro a destilarme vino en la
 boca, la cual yo de tal manera ponía que no se perdía ni una sola gota. Cuando el ciego iba a 
beber, no hallaba nada: se espantaba y maldecía no sabiendo qué podía ser.
- No diréis que lo bebo yo-le decía-, pues no lo soltáis de la mano.
Tantas vueltas y tientos dio al jarro que halló el agujero y cayó en la burla. Pero lo disimuló como 
si no se hubiera enterado y al día siguiente, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, estando 
recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por 
mejor gustar el sabroso licor, sintió el desesperado ciego que era el momento de vengarse y con 
toda su fuerza, alzando con dos manos aquel dulce y amargo jarro, lo dejó caer sobre mi boca, 
ayudándose de todo su poder, de manera que yo que estaba descuidado y gozoso, 
verdaderamente me pareció que el cielo, con todo lo que en él hay, me había caído encima. 
Fue tal el golpe que perdí el sentido y el jarrazo tan grande, que los pedazos de él se me 
metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes y me quebró los dientes, sin los 
cuales hasta hoy en día me quedé.
Desde aquella hora quise mal al mal ciego y aunque me quería y regalaba y me curaba, bien vi 
que había disfrutado del cruel castigo. Me lavó con vino las roturas que con los pedazos del jarro 
me había hecho y sonriéndose decía: 
- ¿Qué te parece, Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da salud.
Y otras gracias que para mí no lo eran.


Vocabulario: jarro, asía, soltaba, asa, tapaba, centeno, chupaba, lumbre, derretía, tientos, 

rezumando, tragos, descuidado, gozoso, quebró, curaba, disfrutado.

1.- ¿Qué quiere decir con "daba un par de besos callados"?
2.- Como el ciego no suelta de las manos el jarro de vino, ¿cómo se las arregla Lázaro para bebérselo?
3.- Al darse cuenta el ciego, ¿qué método utiliza Lázaro para beberle el vino?
4.- ¿Qué cualidad se destaca del ciego?
5.- ¿El ciego al final castiga a Lázaro?
6.- ¿Qué figura retórica utiliza Lázaro para resaltar el golpe que recibe?

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