lunes, 18 de septiembre de 2017

LAZARILLO, TRATADO I: TRETA DE LA LONGANIZA Y FINAL DEL I TRATADO.



Estábamos en Escalona, en un mesón y me dio un pedazo de longaniza para que la asase y 
mandó que fuese a por vino a la taberna. Había cerca del fuego un nabo pequeño. 
Como en el mesón estábamos los dos solos y me vi con apetito goloso por el sabroso olor de la 
longaniza, mientras el ciego sacaba de la bolsa el dinero, saqué la longaniza del asador y 
rápidamente metí el nabo, el cual mi amo tomó y comenzó a dar vueltas al fuego.


Yo fui por el vino, con el cual no tardé en comer la longaniza y cuando volví hallé al ciego que 
tenía el nabo apretado entre dos rebanadas de pan, al cual aún no había conocido 
por no haberlo tocado con la mano. Cuando mordió las rebanadas pensando en llevar también parte 
de la longaniza, se quedó frío con el frío nabo, se alteró y dijo:
- ¿Qué es esto, Lazarillo?
- ¡Desgraciado de mí! -dije yo-. ¿Queréis culparme de algo? ¿Yo no vengo de traer el vino? Alguien 
estaba ahí y por burlar haría esto.
- No, no -dijo él-, que yo no he dejado el asador de la mano; no es posible.
Yo volví a jurar y perjurar que estaba libre de aquel cambio; pero de poco me sirvió, porque nada se 
escapaba a la astucia del maldito ciego. Se levantó y me asió por la cabeza y llegó a olerme el aliento 
y metía en mi boca su nariz, que tenía larga y afilada y con el enojo se había aumentado un palmo
con el pico de la cual me llegó a la campanilla. Y con esto y con el gran miedo que tenía y como la 
negra longaniza aún no había hecho asiento en el estómago y lo más principal, con la enorme nariz 
casi ahogándome, todas estas cosas se juntaron y fueron la causa de que la longaniza y el vino fueran 
devueltos a su dueño: de manera que antes que el mal ciego sacase de mi boca su trompa
tal alteración sintió mi estómago que la negra longaniza salió de mi boca.
¡Oh, gran Dios, quién estuviera en aquella hora sepultado, porque muerto ya lo estaba! Fue tal el 
coraje del perverso ciego que, si al ruido no acudieran las gentes, pienso que no me dejara con vida. 
Me sacaron de entre sus manos, dejándoselas llenas de los pocos cabellos que me quedaban. 
Yo le dejé arañada la cara y rasguñado el pescuezo y la garganta y esto bien lo merecía, pues por su 
maldad me venían tantas persecuciones.

Final del tratado

Yo, cuando vi que accedió a mis deseos, le saqué de debajo de los soportales y lo puse enfrente de 
un poste de piedra que en la plaza estaba y le dije:
- Este es el paso más estrecho que en el arroyo hay. Como llovía mucho y el ciego se mojaba y 
con la prisa que teníamos de escapar del agua que nos caía encima y, lo más principal, porque Dios 
le cegó en aquella hora el entendimiento (fue por darme venganza), me creyó y dijo:
- Ponme bien derecho y salta tú el arroyo.
Yo le puse bien derecho enfrente del pilar y dando un salto me puse detrás del poste y le dije:
- ¡Sus! Saltad todo lo que podáis, para que caigáis a esta parte del agua.
Apenas lo había acabado de decir cuando el pobre ciego, echando un paso atrás para hacer mayor 
salto, se abalanzó como cabrón y con toda su fuerza arremetió y dio con la cabeza en el poste, que 
sonó tan recio como si diera con una gran calabaza y cayó luego para atrás, medio muerto y 
rajada la cabeza.
- ¿Cómo y oliste la longaniza y no el poste? ¡Oled! ¡Oled!
Le dije yo. Y allí lo dejé en manos de mucha gente que lo había ido a socorrer y tomé corriendo 
la puerta de la villa y antes de anochecer llegué a Torrijos.
Busca en el diccionario: 
mesón, longaniza, asar, nabo, rebanadas, oler, enojo, palmo, campanilla, trompa, malmascada, acudieron, arañada, rasguñado, pescuezo,  arroyo, pilar, poste, abalanzó. 

Treta de la longaniza:
1.- Resume la treta de la longaniza (40 palabras)
2.- Indica las figuras retóricas que se utilizan en las frases subrayadas.

Fin del tratado:
3.- ¿Como se venga Lázaro del ciego? ¿Qué significado o valor tiene este final?


1 comentario:

  1. gracias a todas estas personas que toman un poco de su tiempo que yo se que no sencillo a publicar estas reliquias que muchos hemos olvidado las cuales son los libros que nos otorgan sabiduría y entendimiento JOSE a echo un gran trabajo en esto.

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